En Israel y Chipre, la realidad de los trabajadores extranjeros, los solicitantes de asilo y las diferentes formas de migración son un fenómeno relativamente nuevo, que aumenta cada año. Muchos de ellos son cristianos.
La Iglesia de Jerusalén trabaja para recibir a todos los migrantes y solicitantes de asilo y brinda la protección, el asesoramiento y la orientación necesarios para garantizar que sus derechos estén protegidos y garantizar que tengan un espacio de vida seguro. También les proporciona los servicios espirituales requeridos a través de nuestro Vicariato, sacerdotes y religiosas que los atienden.